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SIETE TORRES

La primera gran ciudad de Shadraath se encuentra en el tortuoso terreno de Sombrafuego, una tierra cenicienta y negra, volcánica y difícil, repleta de pequeños ríos de fuego y tormentas de ceniza que acentúan la oscuridad que las Cenizas de Samhain traen consigo. Siete Torres estaba ahí mucho antes de la transformación del paisaje; una ciudadela amurallada, gris y dura, sede del poderío militar del país. Lo único que ha cambiado en ella con la transformación es que ahora la llaman la ciudad negra. Las reiteradas tormentas de ceniza tienen un efecto terrible sobre los muros de Siete Torres, y las catacumbas de la ciudad han sido reconstruidas para poder ser usadas como calles y viviendas cuando las nubes negras azotan la superficie.

Siete Torres recibe su nombre de algo evidente, que hay siete torres en su estructura. La parte más importante de la ciudad es una grandísima fortaleza que entrena y alberga los cuerpos de élite del país, y sirve para concentrar al ejército regular, que normalmente está distribuido entre las muchas fortalezas que salpican el Camino Imperial y otras posiciones de interés. Es curioso mencionar que uno de los cuerpos de élite de Shadraath son los llamados cuervos libres, esclavos comprados al Yugo que son liberados si alcanzan la maestría suficiente como para pasar a formar parte de este cuerpo. Además de la gran fortaleza, Siete Torres tiene barrios residenciales, mercados y todo tipo de edificios que hacen que, aunque sea una ciudad ante todo militar, también mantenga una nutrida población civil.

Envuelta por nubes negras y ríos de magma, Siete Torres es una visión apabullante, cuya apariencia y reputación sirven como efectivo desmoralizante para cualquier enemigo.

RAHAB

Rahab es la principal ciudad portuaria de Shadraath, pero su localización hace difícil su uso como puerto comercial. Ubicada en el extremo mismo del desierto, Rahab subsiste debido a que se encuentra en la cuenca semiseca de un viejo río, que en otra época debió ser tan grande que formaba un gran cañón que surcaba la tierra. Muerto el río, el cañón, un desfiladero de arenisca de unos veinte metros de altura, rojizo y seco, alberga un número de delgados arroyuelos que recorren la vieja cuenca, alimentando una ciudad que se encuentra a medias en la playa de tierra de la desembocadura del río - donde se alza un puerto - y las escarpadas paredes de los cañones. El río, cuando era poderoso, se bifurcaba poco antes de desembocar en el mar, por lo que no se trata de un solo cañón, sino de varios.

Rahab es peculiar por una serie de razones. Para empezar, su puerto, que se extiende a ambos lados de la desembocadura de los restos del río, está transitado, y ciertamente existe un flujo de mercancías que van a parar a la ciudad, pero al deber las caravanas que transportan estas mercancías atravesar el Gran Desierto para alcanzar la ciudad más cercana - Vandea -, el comercio no es muy abundante. Tampoco todas las mercaderías soportan dicho trayecto, de manera que se usa sobre todo para exportar piedras preciosas y otros productos de valor, lo que atrae inevitablemente la atención de bandidos. Adicionalmente, Rahab es una ciudad que se extiende tanto horizontal como verticalmente, existiendo niveles de viviendas y edificios situados en pasarelas de madera que recorren los lados internos de las paredes del cañón, resguardados del sol. En lo más alto de los cañones se ubica un gran número de molinos de viento, que transforman la rotación de sus aspas en empuje para las barquillas de madera que cruzan de un lado a otro el cañón, comunicando las diferentes alturas y pasarelas entre sí.

SERANAE

Pese a no formar parte oficial del reino de Shadraath, Seranae es una ciudad importante para el desempeño del comercio en la Tierra de las Sombras. Ubicada muy dentro del desierto, entre dos oasis que le daban vida en su momento, Seranae fue destruida por la entropía de las arenas hace siglos. Las ruinas de la ciudad pertenecen a una civilizaciín muy anterior a Vandea, Shadraath o el Imperio, y han sido muy poco estudiadas a lo largo de la historia. Sirven como refugio a toda clase de mitos, leyendas y criaturas, pero lo más importante es que sirven como 'refugio' a los nómadas de Sharak al Dajjal, que tienen la ciudad como una especie de 'santa asamblea' donde se reúnen periódicamente.

Los comerciantes de Rahab y Vandea visitan las ruinas de Seranae al menos una vez al año, cuando los nómadas recolectan el dulce néctar conocido como "Sueño" y están dispuestos a comerciar con su cuantioso excedente. En estos momentos, se muestran extraordinariamente  receptivos y educados, aunque el resto del año se lo pasan pidiendo en los salones del Palacio de la Luna Creciente de Vandea que 'esos salvajes' sean exterminados. Alrededor de Seranae, un millar de tiendas de campaña de distintos colores anuncia que los nómadas, aunque viajan de aquí para allá en el desierto, siempre tienen una parte de su corazón en la Ciudad de los Dos Oasis, de la que nunca se alejan demasiado.

Otras ciudades:

Shadraath tiene una cantidad innumerable de asentamientos, ciudades y pueblecitos, desde los más convencionales en la cuenca de los ríos al Norte, junto a la frontera con Sidhe, hasta los desordenados campamentos del desierto que habitan nómadas y comerciantes. Es un país irregular, donde los únicos elementos comunes de la arquitectura son sus edificios abiertos y blancos, que deben ser así, por lo menos en el Sur, a no ser que sus dueños deseen arder bajo el sol inmisericorde.